Impact of the Pandemic on Child and Adolescent Mental Health: Lessons Learned and Future Challenges.
Ignacio Gajardo, Alejandra Quiroz, Fabián Jofré, Matías Guajardo, Josefina Navia
Cita
Gajardo I., Quiróz A., Jofré F., Guajardo M., Navia J. Impacto de la pandemia en la salud mental infantojuvenil: Lecciones aprendidas y desafíos futuros. Revista ANACEM. 18 de noviembre de 2023;17(1):10-1.
Es, quizás, en tiempos actuales, donde – tras una pandemia que atestó contra nuestra integridad psico-emocional de una manera que aun no terminamos por desmantelar – que la salud mental infantojuvenil ha cobrado más relevancia. Se han hecho esfuerzos por documentar, en años anteriores, la prevalencia de las diversas patologías psiquiátricas infantojuveniles en nuestro país. No obstante, no es hasta más allá del año 2012, tras la publicación de De La Barra, et al., abarcando 4 provincias a lo largo de Chile, que se ha podido tener datos más precisos. Ya hace 11 años, se registraba una prevalencia total para cualquier trastorno psiquiátrico + discapacidad psicosocial de 22,5%, evidenciándose los Trastornos Disruptivos como los más prevalentes (14,6%), sin diferencias por género, y liderados por el Trastorno de Déficit Atencional con Hiperactividad (TDAH), seguidos de los Trastornos Ansiosos (8,3%) con predominio en mujeres, liderados por el Trastorno de Ansiedad de Separación. [1].
A la vez, se evidenciaba un alto porcentaje de comorbili-dad psiquiátrica (39,3%), liderada por Trastornos Afectivos + Ansiosos, seguida por Trastornos Afectivos + Disruptivos.
Estos autores, como muchos otros, ya advertían la manera en que diversos factores de riesgo, centrados en aspectos como la percepción del buen funcionamiento familiar, nivel socioeconómico, antecedentes de maltrato, deserción escolar, y otras variables – intuitivamente medulares, si ua lo comparte – eran fundamentales para determinar el desarrollo de patología psiquiátrica infantojuvenil.
A su vez, avanzando en el tiempo, los datos estadísticos nacionales reportaban que uno de cada cinco niños, niñas y adolescentes en Chile presentaba algún proble-ma de salud mental acompañado de discapacidad, y las ya preocupantes cifras de suicidio se habían incrementado [2]. Es lamentable, entonces, sostener la insoslayable conjetura que dichas cifras podrían haberse acrecentado si intentamos conmensurar la agresividad emocional que implicó la pandemia recientemente vivida, en la medida en que observamos los recientes estudios que han salido al respect tanto en nuestro país como el mundo.
La pandemia COVID-19 implicó un quiebre significativo en la rutina de todos: adultos y niños. Diversas escuelas, jardines y centros formativos de los menores debieron ser cerrados. A la vez, muchos recintos laborales y oficinas sufrieron el mismo destino. El perder el contacto social con pares habría sido tan sólo un aspecto. Se debe sumar, por un lado, la interrupción del proceso formativo académico y físico, reemplazado, en lo posible por clases online. Por otro, se perdieron los límites entre trabajo y familia, debiendo coexistir en un mismo lugar. Así mismo, en la sombría realidad de la incertidumbre laboral y económica, sumado al constante miedo a enfermar, y a la imprecisa información de los medios, no es de extrañar los altos niveles de estrés pesquisados en los adultos a lo largo del planeta [3]. Es de vaticinar, entonces, que las relaciones entre los miembros de la familia, bajo tales niveles de estrés, se habría visto fuertemente mermada, repercutiendo sobre el adecuado funcionamiento familiar. Al respecto, la bibliografía avala que el confinamiento prolongado y el desempleo aumentan el riesgo de los padres de mayores consumo de alcohol y otras sustancias, maltrato de pareja, discordias familiares, maltrato infantil y abuso sexual [4]. Por otro lado, es importante saber que son diversas las formas en que las rutinas pueden influenciar la salud mental infantil, incluyendo salud mental parental, eficacia parental, monitorización de comportamiento, cohesión familiar, y el sueño en los niños, todos elementos que se ven reforzados teniendo una rutina adecuada. Estudios, de hecho, refuerzan este conocimiento en la medida que han reportado que el impacto de la pandemia COVID-19 en la salud mental infantil puede verse aliviado por la presencia de rutinas familiares, funcionando como organizadores integrales de la vida de hogar con el potencial de proteger a las familias en tiempos de incertidumbre y adversidad. [5]
¿Qué se ha podido vislumbrar al respecto?
Quizás los primeros atisbos más concretos de la disfunción emocional de nuestros jóvenes, fueron plasmados en los diversos noticieros a lo largo del país. En la medida en que evidenciaban las alzas en materias de agresividad, conflictos con autoridad y entre pares, desde la apertura de los recintos educacionales [6, 7], situación que no pasó desapercibida por la población. En actualidad, si bien no hay reportes nacionales de prevalencia de patologías post pan-demia, se ha logrado evidenciar una significativa presencia de sintomatología de salud mental en los menores, reportándose como cifras más altas: síntomas asociados a dificultades atencionales e hiperactividad (70,8%), problemas de sueño (52,5%), síntomas de baja tolerancia a la frustración (38%), además de otros (síntomas ansiosos, conductas disruptivas, síntomas regresivos, síntomas físicos) [8]. Otras fuentes coinciden con la sintomatología expuesta, a la vez que refieren que la sintomatología inicialmente presentada puede evolucionar hacia trastornos ansiosos, depresi-vos, estrés postraumático, obsesivo compulsivo, síntomas somáticos, problemas de conducta, irritabilidad, alta des-concentración [9]. Al respecto, resulta interesante destacar, que los resultados mostraron estar en concordancia con antecedentes previos a la pandemia pues los niños y niñas mayores presentan sintomatología más internalizante, relacionada con síntomas de tipo ansioso o depresivo, así como con problemas de sueño, mientras que los niños y niñas más pequeños presentan más conductas disruptivas y baja tolerancia a la frustración. [4]. Por otra parte, se evidencia que los adolescentes parecen ser el grupo con mayor afectación en su salud mental, debido al aislamiento y pérdida de sus relaciones, una experimentación de soledad que es difícilmente combatible, incluso por medios masivos de comunicación, y que puede asociarse a la importancia del grupo de pares en la construcción de la identidad y el apoyo durante esta etapa del desarrollo. [9]
¿Qué sucede con los jóvenes que ya cuentan con trastornos psiquiátricos?
Es de suponer que la situación de pandemia habría concluí-do por exacerbar sintomatología expuesta. En un estudio en relación con un espectro un poco más acotado de patologías (TDAH, TEA, Discapacidad Intelectual, Trastornos de ansiedad, Trastorno Obsesivo Compulsivo, Trastorno por Estrés Postraumático), la pandemia actual por COVID-19 y el confinamiento son una amenaza para exacerbar los síntomas de los niños y jóvenes con un trastorno psiquiátrico previo. Esto se produce dentro de una dinámica familiar afectada por una crisis económica y social [4, 9].
En la actualidad, desconocemos acerca de los efectos a largo plazo de la pandemia en la salud mental de niñas, niños y adolescentes y es una brecha importante para la investigación 19]. Al respecto, no podemos hacer más que destacar la importancia de iniciativas nacionales como el programa «Saludable-mente» [1], 12] que tiene como objetivo fortalecer la oferta pública de atención de salud mental.
No olvidemos que, quizás, nunca ha sido más importante potenciar la protección y alivio de la población más vulnerable de nuestra sociedad, pues el futuro de nuestra nación yace en sus hombros, a la vez que los nuestros se van encorvando por el inevitable peso del tiempo.
Referencias
- De La Barra F, Vicente B, Saldivia S, Melipillán R. Estudio de Epidemiología Psiquiátrica en Niños y Adolescentes en Chile. Estado Actual. Rev Med Clin Condes. 2012;23(5):521-529.
- Zúñiga-Fajuri A, Zúñiga FM. Propuestas para am-oliar la cobertura de salud mental infantil en Chi-le. Acta Bioethica. 2020;26(1):73. doi:10.4067/s1726-569×2020000100073.
- Brooks SK, Webster R, Smith L, Woodland L, Wessely S, Greenberg N, Rubin GJ. The psychological impact of quarantine and how to reduce it: Rapid review of the evidence. Lancet. 2020;395(10227):912-920. doi:10.1016/ s0140-6736(20)30460-8.
- Palacio-Ortiz JD, Londoño-Herrera JP, Nanclares-Már-quez A, Robledo-Rengifo P, Quintero-Cadavid CP. Trastornos psiquiátricos en los niños y adolescentes en tiempo de la pandemia por COVID-19. Rev Colomb Psi-quiatr. 2020;49(4):279-288. doi:10.1016/j.rcp.2020.05.00.
- Glynn LM, Davis EL, Luby JL, Baram TZ, Sandman CA.
A predictable home environment may protect child mental health during the COVID-19 pandemic. Neuro-biol Stress. 2021;14:100291. doi:10.1016/j.ynstr.2020.100291. - Asto M. (2022). «¿Qué hay detrás del aumento de la violencia escolar post pandemia que preocupa a Chile?». El Comercio. Accedido en https://elcomercio.pe/mun-do/latinoamerica/chile-que-hay-detras-del-aumen-to-de-la-violencia-escolar-post-pandemia-que-preocupa-a-chile-coronavirus-covid-19-noticia/ el 20 de julio de 2022.
- Rojas T & Valenzuela S. (2022). Violencia escolar: los agitados primeros días del regreso a clases. La Terce-ra. Accedido en https://www.latercera.com/paula/violencia-escolar-los-agitados-primeros-dias-del-regreso-a-clases/ el 23 de mayo de 2022.
- Escobar M. Efectos de la Pandemia y las Medidas de Confinamiento sobre la Salud Mental en Población Infantil de Chile. Psykhe. 2023;32(2):1-14. doi:10.7764/ psykhe.2021.31815
- Retamal Parra D. Efectos de la pandemia COVID-19 en la salud mental infantojuvenil: revisión bibliográfica. Ars Medica. 2022:47(3). Disponible en: https://www.arsmedica.cl/index.php/MED/article/view/1913/1778.
- SaludableMente [Internet]. Ministerio de Salud de Chile; fecha desconocida] [citado 11 de septiembre de 2023].
Disponible en: https://www.minsal.cl/saludablemente/. - Morales P. (2021). Salud mental en pandemia y su impacto infanto-juvenil. Biblioteca del Congreso Nacional de Chile/BCN MINSAL (2020). Programa saludablemente. Accedido en https://www.minsal.cl/saludablemente/plataforma-web-saludablemente/ el 18 de marzo de 2022.